La educación en la
sociedad de la información ha de ser un factor de igualdad social y de
desarrollo personal, un derecho básico y no únicamente un producto de mercado.
Los grupos de alto riesgo en términos informacionales, han de ser objeto de
acciones positivas por parte de los poderes públicos. Debe evitarse que las
nuevas tecnologías acrecienten las diferencias sociales existentes o creen sus
propios marginados.
Las diferencias en la
capacidad de aprendizaje, en similares condiciones intelectuales y
emocionales, guardan relación con el nivel cultural y educativo de la familia.
Si se confirmaran dichas tendencias y, en ausencia de las adecuadas medidas
correctoras, el uso de Internet, tanto en la escuela como en el ámbito
profesional, podría contribuir a que crecieran las diferencias sociales basadas
en la clase social, la educación, el género y el origen étnico. Esta podría constituir la dimensión más importante de la divisoria digital que está
emergiendo en los albores de la era Internet.
Internet ha favorecido
el acceso de la información y facilitado su distribución. La educación viene a
nosotros.
Acceso a las fuentes de
información y recursos en soporte TIC (revistas, portales especializados, web temáticas, foros telemáticos…) dedicadas a las labores de los formadores como profesionales en diferentes conocimientos psicológicos y sociales
(resolver conflictos, dinamizar grupos, tratar la diversidad…), técnicas de
investigación-acción y trabajo docente en equipo (superando el tradicional
aislamiento, propiciado por la misma organización de las escuelas y la
distribución del tiempo y del espacio).
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